Renuncia Eliot Spitzer por el escándalo de las prostitutas

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La Jornada

Nueva York, 12 de marzo. Eliot Spitzer renunció hoy como gobernador de Nueva York menos de 48 horas después de estallar un escándalo cuando se reveló que, de manera repetida, había contratado los servicios de prostitutas.

“Estoy profundamente apenado de que no cumplí con lo que se esperaba de mí… A lo largo del curso de mi vida pública he insistido, y creo que correctamente, en que la gente, sin importar su posición o poder, asuma responsabilidad por su conducta. No puedo pedir y no pediré menos de mí. Por esta razón, estoy renunciando a la oficina del gobernador”, declaró en un escueto mensaje a los medios de comunicación en sus oficinas de Manhattan, con su esposa a su lado, presentación que duró poco más de dos minutos.

Después de llegar a la gubernatura hace 14 meses, con promesas de “limpiar” la forma en que se hace política en este estado y una reputación de vengador de quienes violan la “confianza pública”, Spitzer dejó el cargo.

A partir del próximo lunes 17, el ahora subgobernador afroamericano David Paterson, considerado un demócrata liberal, asumirá el cargo por el resto del periodo de cuatro años que quedan.

Con ello, Spitzer se convirtió en el primer gobernador de Nueva York que es obligado a abandonar el cargo desde 1913, cuando William Sulzer fue destituido por haber hecho una contribución electoral fraudulenta.

Y así, una vez más, las dos profesiones más antiguas del mundo –la política y la prostitución– bailaron juntas, mientras que toda la cúpula política pretendió escandalizarse y expresó “sorpresa”, y “sus simpatías para la familia”. En este caso, Mister Clean (señor Limpio) acaba su vida política como el “Cliente 9”.

Caída estrepitosa

Su caída es una de las más estrepitosas en la historia política de Estados Unidos. Spitzer fue estudiante estrella de Princeton, estudió leyes en Harvard, llegó a ser procurador general del estado de Nueva York –donde ganó fama nacional por sus enfrentamientos con los poderosos intereses de Wall Street en sus investigaciones sobre abusos y corrupción– y llegó con gran poder a ser gobernador del estado.

Muchos políticos y analistas hablaban de que éste era el penúltimo escalón en una carrera que tenía la intención de eventualmente llegar a ocupar la presidencia de Estados Unidos.

Pero todo acabó con la revelación, primero en documentos legales presentados a un tribunal federal por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) la semana pasada y después por investigaciones del New York Times que identificaron al gobernador como el “cliente 9” en esos documentos, de que Spitzer contrató a una prostituta llamada Kristen para una cita de dos horas en la habitación 871 del hotel Mayflower, en Washington el pasado 13 de febrero.

La empresa ilícita Emperor’s Club VIP, según los fiscales, manejaba al menos 50 prostitutas en Estados Unidos y Europa, quienes prestaban servicios a hombres ricos por entre más de mil hasta 5 mil 500 dólares por hora.

Nuevas versiones sobre el caso generan especulación, debido a los poderosos enemigos de este político, sobre la motivación de esta investigación y quién y por qué se aprobó.

Todo comenzó cuando el banco de Spitzer alertó a las autoridades federales de hacienda (agencia conocida como IRS) de movimientos sospechosos de fondos en las cuentas personales del gobernador de Nueva York.

Al iniciar la investigación, los agentes del IRS suponían que buscaban indicios de algún tipo de corrupción, soborno o tal vez lavado de dinero y comentaron a los medios de comunicación que nunca se les ocurrió que se trataba de un asunto de prostitución.

Al parecer los traslados de fondos entre cuentas fue parte del intento de Spitzer para encubrir el uso y destino de los pagos para las sexoservidoras que contrataba con el Emperor’s Club, pagos que se hacían a una empresa fantasma que se usaba como “frente” para ocultar el servicio ilícito.

Según algunas fuentes, Spitzer podría haber gastado hasta 80 mil dólares en el múltiple uso de este servicio de prostitución.

Al seguir la huella de estos dineros, los agentes descubrieron el negocio de prostitución, pero para continuar la investigación en ese momento y solicitar la intervención de teléfonos y comunicaciones electrónicas entre el negocio y sus clientes, así como para monitorear los movimientos de los clientes y las sexoservidoras, los agentes requerían de la autorización del procurador general de Estados Unidos.

Una vez que fue aprobada, la FBI inició la intervención electrónica y grabó las negociaciones entre 10 clientes del servicio en este país y Europa. Todos son identificados solamente por número, del cliente uno al cliente 10.

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Kristen: De un hogar roto a la renuncia de un gobernador

El País.


egún cuenta ella misma, abandonó un "hogar roto" cuando tenía 17 años, un hogar en el que sufría abusos y en el que su hermano mayor ya había "reventado". Llegó a Nueva York para probar suerte en la música, sin demasiada fortuna, y sabe lo que es estar sola, abusar de las drogas, "tener y perderlo todo una y otra vez". Se llama Ashley Youmans, aunque se hace llamar Ashley Alexandra Dupré. Para el Emperor's Club VIP era Kristen, la prostituta de lujo cuyos servicios contrató el gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, antes adalid de la moralidad y látigo de la prostitución. Sus contactos con Kristen / Ashley le han costado puesto.

"La música es todo para mí", dice Ashley para arrancar su perfil en MySpace, que ha recibido ya a más de tres millones de curiosos. La visita a su espacio está amenizada precisamente con música, con una de sus canciones, What we want (Lo que queremos). Su música, influenciada, según cuenta, por Frank Sinatra, Lauryn Hill, Christina Aguilera o Whitney Houston, "fluye de lo que he pasado, de lo que he visto y de lo que siento", pero, pese a que asegure que vive "en lo más alto del mundo", lo cierto es que la música no le ha dado lo que ella esperaba.

Ella, según cuenta The New York Times, ha pasado los últimos días en su apartamento de Manhattan y compareció el lunes brevemente en el tribunal federal que se ocupa del caso y ante el que será testigo por la investigación de la red del Emperor's Club. El caso la ha sobrepasado, dice el diario neoyorquino y ella no quiere aparecer como "un monstruo" a los ojos del público.

Según lo cuenta, se diría que cree que ha triunfado: "La vida es dura a veces, pero lo conseguí. Aquí estoy y me encanta lo que soy"; "si no lo hubiera pasado mal no podría apreciar los buenos tiempos". Todo para presentar su What we want, su "último tema", "inspirado en un chico que me enseñó a no confundir mis sueños con los sonidos de la ciudad".
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Las dos profesiones más antiguas del mundo –la política y la prostitución– bailaron juntas

bEtH


Ouch!!! Qué golpe para la familia, para su carrera, para su reputación y para sus aspiraciones políticas. ¿Qué pensará ahora?

Seguramente ahora pensará en invertir lo que le quede de dinero para pagarle a sus abogados por posibles denuncias o pagarle a un investigador para que le haga una máquina del tiempo y puede cambiar su desliz.

Pasa en Estados Unidos pasa en las mejores familias, seguramente no es el primer político que se encuentra en el negocio del placer o de "comprar amor", no está en la lista de pecados del Vaticano? Deberían incluirlo es muy postmoderno.

Esta declaración es fuerte“Estoy profundamente apenado de que no cumplí con lo que se esperaba de mí… A lo largo del curso de mi vida pública he insistido, y creo que correctamente, en que la gente, sin importar su posición o poder, asuma responsabilidad por su conducta. No puedo pedir y no pediré menos de mí. Por esta razón, estoy renunciando a la oficina del gobernador”

¿Qué hace uno cuando la incogruencia de sus mismos credos lo traicionan? Lo acepta, renuncía y se va de viaje por el mundo hasta que se haya limpiado su nombre o la memoria humana lo haya archivado en una carpeta antigua. Deja sus aspiraciones a la presidencia en una caja donde empaca todas sus cosas en la que fué su oficina.


Eliot Spitzer o cliente 9 de identidad doble a una aplastante derrota de honor.


¿Y tú qué piensas?


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