Twittera/ Twitter
El 29 de junio de 2010 fuimos testigos en Guadalajara de un acontecimiento que no es ajeno a nuestro País, intercambio de disparos en la Colonia La Calma que le quitó la calma a todos los tapatíos, después de haber escuchado el discurso esa mañana de autoridades federales, estatales y municipales pronunciar que Jalisco se mantenía en los parámetros "normales" de inseguridad y que se vivía un clima de tranquilidad.
A la 13:00 horas dos agentes investigadores fueron acribillados en plena calle por un grupo de supuestos sicarios, en la Colonia La Calma. El relato de los acontecimientos fue dado por parte de los vecinos vía la red social Twitter, que, preocupados y asustados, siguieron los acontecimientos encerrados en sus casas.
El relato de una twittera en particular sirvió para que muchas personas se enteraran de lo ocurrido, pues, desde su casa, al igual que sus vecinos, atestiguó de cerca los últimos momentos de la movilización.“Gritan por las calles que nos escondamos”, reportaba a las 13:50 horas. Durante varios minutos, no dejó de reportar lo que podía.
No pretendo enfocarme en los hechos en específico. Quiero enfocarme en las nuevas posibilidades de comunicación por medio de Redes Sociales, en la redes humanas que soportan, que atestiguan la realidad nacional y la narran desde sus dispositivos en algunos casos como es Twitter en 140 caracteres.
La realidad nacional, nos hiere cuando se encuentra cercana, cuando podemos percibir la angustia, el temor, la inseguridad, la frustración y el dolor de tener que enfrentar una guerra en la que muchos no han sido voluntariamente invitados a cruzar estos fuegos.
Las intenciones de la twittera se vieron claras en varios tweets donde pedía que no se acercaran a la colonia. En pocos minutos algunos medios locales traían la nota y una fotografía que se arriesgó a tomar donde se veía la movilización policiaca, que ella misma había cedido los derechos para su publicación.
La información corrió como pólvora, de inmediato se pudo visualizar un sin fin de comentarios donde la gente estaba preocupada, mandaban buenos deseos, pedían por su seguridad, algunos apoyaban el riesgo de narrar estas líneas peligrosas, otros lo desalentaban.
Lo que es cierto es que no estaba sola. Estaba acompañada por vecinos que estaban viviendo lo mismo desde sus casas, trabajos e incluso lejos pero con familiares por esas colonias. Se generó una especie de complicidad, como las que se hacen en las guerras, o en los lugares de albergue después de una tormenta.
Twitter se volvió un refugio, un lugar para cuidar a otros, un espacio para estar con el otro a pesar de la distancia, se transformó en un diario con testigos, porque uno nunca sabe si saldrá bien librado de esto.
Consultada más tarde, la autora de estos tweets aseguró que ella y su familia estaban bien apesar del susto. Después de esto, la twittera recibió advertencias de algunos followers que le decían que se estaba exponiendo al publicar fotos e información, así que quitó lo publicado, cambió su username y puso candado a sus mensajes, es decir, ahora autoriza quién la puede leer y quién no.
Después de pasar por esta experiencia, estaba viviendo en la cultura del miedo. De nuevo algunos alentaban su decisión, otros la criticaban, pero nadie había estado ahí, nadie había arriesgado una letra de su teclado, era muy fácil criticar su posición, sus decisiones, sin sentir la presión de los acontecimientos, de los mensajes y de saber que los supuestos sicarios aún estaban sueltos y que muchos twitteros le advertían de que posiblemente había realizado una acción sumamente peligrosa.
Algunos medios descuidados comenzaron a mencionar su username, a pesar de haber pedido anonimato, otro usuario hacía una parodia de esta twittera en Twitter y se hacía pasar por ella.
Lo que queda claro es que a todos nos deja una sensación de inseguridad y de alivio al mismo tiempo en este país llamado virtualidad. Las cero fronteras, el poder de convocatoria, la fluidez de las alertas y de la información en tiempo real nos abre un sinfin de posibilidades.
Pero en nuestro México y bajo las circunstancias que vivimos no sabemos aún si se deba informar con el rostro oculto, ya que nuestras verdaderas identidades están expuestas cada día más y no sabremos nunca con quién hablamos en realidad o quiénes nos leen, no hay todavía una ley que proteja estos espacios.
Sé, porque lo ella ha platicado. Que se siente tranquila, que está conforme con haber podido ayudar a su comunidad, a su colonia y de alertar a los medios para que la gente estuviera atenta a tiempo. Lamenta las formas, puesto que nadie tiene maestría en Redes Sociales y cuando pasan estas cosas sólo sale el instinto de protección y supervivencia.
La twittera ahora tiene más followers, es cierto, pero ella nunca pensó en eso cuando narraba tirada en el piso con su celular en la mano y su bebé dormido junto a ella, que la gente querría ser parte de su timeline. Nos comenta "Siento una gran responsabilidad por la información, no me tomo las cosas a la ligera, hubiera sido muy 'cómodo' para mi protegerme y olvidarme del mundo, finalmente soy mamá y eso cambia todo, pero me siento comprometida con mi País, con mi ciudad, mi instinto fue advertir, reportar y sentirme acompañada" afirmó la twittera.
"Yo solo quiero agradecerle a las personas. No pienso en avatares, ni en usernames, pienso en personas que elevaron una oración por mi y mi bebé, por aquellos que me acompañaron con excelentes recomendaciones, con preocupación, que no dejaron de leerme para saber si estaba bien y a los medios que me dieron voz para advertir a la ciudad del peligro en la calle" ... "Quiero que mi vida y mi timeline sea el mismo de siempre, reporté en su momento lo que tenía que hacer, ya fue, es noticia vieja, lo borré, cambio a la página y seguimos adelante" agregó.
Ahora solo quiere regresar a la normalidad y seguir pensando en qué se puede hacer para cuidarnos más, para cambiar nuestra cultura del miedo, para crear un código ético que nos haga albergar y proteger a quienes nos informan a quienes se quitan de sus cómodos asientos para arriesgarse por el otro, sin aplausos, con acciones.
Ahora me pregunto: ¿Cómo asumir el reto como usuarios de Redes Sociales en situaciones como estas? Si tú hubieras estado en su lugar ¿Qué hubieras hecho?