¡Mexicanos al grito de quiebra! GRITEMOS YA BASTA!

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El País por Sabino Bastidas Colinas/bEtH

Hoy, 15 de septiembre del 2009 se festeja la independencia de México. Muchos somos los que no nos sentimos orgullosos el día de hoy por esta fecha y apoyamos la propuesta de no gritar felicidades a México. Y es que el clima pólitico y económico nos obliga a cuestionar y a reclamar más que festejar.

En medio de la propuesta del paquete económico que se debate en el Congreso de la Unión, con pancartas, posturas políticas, favoritismos, el Secretario de Hacienda asume un papel necio y ciego.

Cuando todos nos oponemos el dice “la inmensa mayoría de los mexicanos” está dispuesta a pagar el nuevo impuesto para el combate a la pobreza.

“Varias encuestas recientes demuestran que una inmensa mayoría de los mexicanos está dispuesta a pagar una contribución adicional que se destine a combatir la pobreza, sobre todo si los recursos obtenidos se ejercen con toda transparencia, de manera abierta y sujetos al escrutinio de la sociedad”afirmó.

¿A quién le preguntaron? Por qué yo por lo menos no conozco a un solo mexicano que acepta esta propuesta, claro excepto Calderon y Carstens. Pero yo no afirmo haber hecho una encuesta fantasma.

Debemos recordar que el festejo de la Independencia fue en aquel entonces un llamado a los hombres y las mujeres que estaban cansados y molestos de ser explotados y decidieron pelear contra los españoles por una vida mejor; querían un país libre donde pudieran elegir como vivir y en donde pudieran decidir a sus gobernantes, querían dejar de ser la Nueva España para convertirse en México.

Hoy hemos elegido a nuestros gobernantes, mexicanos que sin importar su nacionalidad o su patria han arremetido contra ella, para luchar por sus propios privilegios, tal cual, como los españoles en esos momentos. La historia es ciclica en algunos momentos y si no aprendemos de ella y hacemos algo por recuperar ese México por el que pelearon y lucharon nuestros antepasados en vano festejamos hoy una Independencia que ha desaparecido.

Ahora el pretexto son los pobres y la propuesta de los nuevos impuestos solo deja en evidencia algo, que la pobreza en México pagará el precio. Los pobres por supuesto deben saber y comprender que se trata de una especie de préstamo provisional que le hacen al gobierno, porque Carstens en su infinita sabiduría y en su generosidad, sabrá devolverle a cada pobre ese dos por ciento y un poco más.

Claro, previo pago de las dos grandes estructuras burocráticas necesarias para operar esta genial idea: una burocracia para recaudar el 2% y otra burocracia para regresar a los pobres el 2% y más, y por supuesto para pagar las conducentes campañas publicitarias, para que todos nos enteremos de la gran operación que, ahora sí, sacará a los pobres de la marginación.

Esto no es absurdo. No. Lo que pasa es que el sentido común no sirve mucho para comprender esta genialidad.

Para los pobres es sacarse el dinero del bolsillo derecho, prestárselo por unos meses a las burocracias de las políticas sociales, y recibir, unos meses después, mucho más en el bolsillo izquierdo. En realidad el planteamiento del gobierno, no explícito por supuesto, es que los pobres en el fondo sólo prestarán su nombre, su marca. La marca: pobre.

Sí, es muy claro. En esta operación para crear en plena crisis un impuesto generalizado al consumo, lo importante es usar la marca de los pobres.

Con los pobres como explicación, el gobierno pretende crear en plena crisis el soñado impuesto generalizado al consumo del 2%, incluido alimentos y medicinas.

Los pobres en esta operación ponen el símbolo, vamos, la campaña de marketing, para hacer atractivo, ético, moral y plenamente justificable que todos los demás mexicanos paguemos, por todo consumo, un impuesto generalizado del 2% adicional a los impuestos que ya se pagan por consumo, renta, y demás servicios, bajo la bandera de que aportamos un 2% para ayudar a los pobres. ¿No es genial?

¿Quién se puede oponer a la idea de pagar un 2% para ayudar a los pobres en un país de pobres? ¿Qué partido puede resistir en el Congreso la idea de aportar un 2% a la pobreza? ¿Cómo oponerse? ¿Cómo evitar pagar los costos políticos de una negativa de este tipo?

El gobierno ha creado en la marca pobre una narrativa para vender su impuesto. Los contribuyentes no pagaremos un impuesto para pagar el excesivo gasto corriente gubernamental, ni para pagar los sueldos de la alta burocracia, ni móviles, ni las grandes logísticas de las giras, ni la seguridad de los altos funcionarios, ni campañas mediáticas, ni los despliegues de la guerra total contra el narcotráfico, ni las aportaciones al sindicato de electricistas, ni los subsidios al sindicato de maestros, ni ningún otro dispendio o gasto gubernamental. No. Nuestro 2% al consumo de todo irá de manera directa a la romántica idea de aportar de manera solidaria a los más pobres. Y así, todos contentos, acabaremos juntos con la bicentenaria pobreza de México, y como en una novela todos seremos jóvenes, guapos, ricos y felices.

Resulta difícil soportar mucho tiempo la ironía ¿verdad?

Para ser francos y ordenados, se trata de dos debates: uno es el de los pobres, el otro es el debate de los impuestos y la necesidad de recursos de un gobierno al que se le acabó el petróleo. Los dos son necesarios, y los dos deben abordarse de manera adulta. Si los mezclamos y los confundimos en sensiblerías y subterfugios nunca los vamos a enfrentar correctamente y menos a resolver.

En el debate de la pobreza, es claro que México vive una emergencia.

Según los datos de CONEVAL, el organismo público encargado de evaluar las políticas de desarrollo social, la pobreza en México alcanzó en 2008 al 47.4% de la población. La cifra de los mexicanos situados en la pobreza alimentaria, aumentó de 13.8% de la población en 2006, a 18.2% de la población en 2008.

Esto significa que a pesar de los esfuerzos de las últimas décadas tenemos cinco millones de pobres más, y esta medición es anterior a la crisis que vivimos en 2009. Todos sabemos que el PIB es inversamente proporcional a la cifra de pobreza. Si cae el PIB aumenta la pobreza, y el PIB mexicano cayó en el segundo trimestre de 2009 un 10,2%, por lo que debemos esperar que aumente mucho más la cifra de pobres.

Lo más grave es que desde 1996 ha aumentado sistemáticamente el gasto social. Es decir, los mexicanos hemos gastado cada año más y más dinero para el combate a la pobreza.

Hoy con los datos de esta crisis queda claro lo estamos haciendo lento y mal.

Hay tres factores que moderan la pobreza en México:

  • La salida de mexicanos a EEUU.
  • Los dólares que envían como remesas esos mexicanos
  • La enorme nómina de pobres que sostiene el gobierno federal gracias a los ingresos petroleros. Hoy los tres están tocados. Pero analicemos el tercero.

Al anunciar su impuesto del 2% a la pobreza, el Presidente Calderón dijo: "las familias beneficiarias de Oportunidades (el programa gubernamental contra la pobreza) pasarán de un poco más de cinco millones, a seis y medio millones de familias; lo que significa que el programa clave para combatir a la pobreza estará beneficiando a casi 33 millones de mexicanos, casi una tercera parte de la población nacional."

Si esto se concreta, uno de cada tres mexicanos vivirían de lo que les paga el gobierno. Debemos preguntarnos: ¿puede la economía mexicana soportar que uno de cada tres mexicanos viva permanentemente cobrando un sueldo al gobierno, sin producir ni generar nada a cambio? ¿Cuánto tiempo? ¿Es un modelo permanente, sustentable y estable? ¿Puede un país pobre como México soportar que un tercio de su población viva de esta manera del gobierno?

Eso lo pudimos soportar porque había mucho mucho petróleo, pero México se acabó en burocracias, propaganda y gasto corriente la reserva petrolera más grande de su historia: el célebre yacimiento de Cantarell. Hagamos de cuenta que México se sacó la lotería y en menos de una década gastó y despilfarró, todo el premio.

Hoy, como el petróleo se acabó, los bancos del mundo ya no nos prestarán igual. Todo parece indicar que los créditos del pasado no volverán, porque evidentemente México no tiene y no tendrá, la misma capacidad de pago.

Nos gastamos el dinero del petróleo y no invertimos. No reinvertimos en el mismo negocio petrolero para que siguiera dando, no nos diversificamos y preparamos seriamente otro negocio y ni siquiera construimos la gran infraestructura. En síntesis, México se convirtió en diez años en la tía rica y aristócrata venida a menos. Se acabó la fiesta petrolera.

¿Cuál es el planteamiento del Gobierno? ¿Vamos a sacar 2% de toda la economía, incluidos los pobres, para seguir con la misma estrategia de combate a la pobreza? ¿Y mañana cobramos 4%? ¿Y pasado 8%? ¿Hasta dónde y hasta cuándo?

Evidentemente no podemos soportar el mismo modelo de combate a la pobreza, ahora extrayendo dinero de la bolsa de toda la sociedad incluyendo la de los mismos pobres. Llegamos al punto en el que la serpiente se mordió la cola.

México es uno de los países que menos recauda en el mundo, es cierto, hay que recaudar más, pero antes de recaudar más, debemos aprender a gastar de otra manera.

Si ahora le pegamos al pequeño México productivo, para seguir con el mismo modelo de gasto, no tardaremos mucho tiempo en acabar con lo poco que produce de verdad el país.

La tarea implica tocar intereses duros de verdad. Fajarse por el cambio, significa tocar de verdad los intereses pícaros e improductivos de México, que dependen del dinero gubernamental. Acabar con los privilegios. El reto es afectar los enclaves autoritarios del viejo régimen. Tarea que por cierto ya tiene un pequeño rezago de nueve años. Vamos un poco tarde.

El gobierno debe entender que cobrar impuestos no es agradable e implica siempre costos políticos y electorales que hay que pagar. Lo que no se vale, es usar a los pobres como marca. Convertir a los pobres en el pretexto y en el subterfugio para eludir los debates de verdad y las batallas dolorosas de una democracia en formación.

Ante este panorama yo digo que no gritemos con el presidente IVA MÉXICO! ni Viva la Independencia ni la democracia, ni los padres que nos dieron libertad y luego estos gobernantes que nos la quitaron. GRITEMOS YA BASTA!!!!!

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2 comments:

Unknown dijo...

fuerte, duro y a la garganta de los confiados y los que se sienten en sus laureles, también para aquellos que viven en una realidad ajena a la del país... los que siguen viviendo de los demás y los que no quieren hacerse responsables de sus vidas o su país y su papel en él, opino igual comadre.

Unknown dijo...

sobre el 15 de septiembre yo pienso que como remembranza me gusta y siempre me ha gustado la algarabía y el folklore, como crítica social, me parece que no es el lugar ni el modo de manifestarse en contra de los gobernantes, la historia y la fiesta no tienen la culpa de la falta de criterio ni la falta de estrategia que los grupos de poder en nuestra nación, como convivencia, creo que será el día de la independencia más triste que he visto en mi vida, quejas patadas de furia, gritos y maldiciones se alzarán por todo lo alto, la sociedad que no come no puede ser contenida ni congregada.